Teníamos muchas ganas de conocer Lisboa y aprovechamos un puente de 4 días a principio de noviembre para visitar esta increíble ciudad. Queríamos perdernos por sus barrios, como el de Alfama, visitar sus monumentos, probar su deliciosa comida y montarnos en uno de sus famosos tranvías. También nos escapamos a la ciudad vecina de Sintra, aunque el tiempo no acompañó, tenemos que decir que merece la pena acercarse.
Se puede viajar a Lisboa en cualquier época del año, aunque nosotros recomendamos ir en temporada baja. Es una de las ciudades más visitadas de Europa y viajar en según que fechas puede hacer que no podamos disfrutar de la esencia de la ciudad, ya que la encontraremos llena de turistas y tendremos que hacer colas en todas partes.
Una manera muy interesante de conocer Lisboa es hacer un Free Tour por la ciudad que podéis reservar gratuitamente en este enlace
También podéis ver las 10 mejores cosas que hacer en Lisboa o nuestra ruta por Oporto en 4 días.
Día 1 Barcelona – Lisboa
Nuestro viaje tenía que empezar el miércoles día 31 de octubre a las 19:00 de la tarde, pero nuestro vuelo de Vueling no salió. Se fue retrasando hasta la mañana siguiente a las 07:00 de la mañana, así que no aterrizamos en Lisboa hasta las 09:00 de la mañana del jueves 1 de noviembre. Allí mismo cogimos un Uber que nos acercó al hotel en poco más de 10 minutos y solamente pagamos 6€.
Después del malestar inicial, llegamos al hotel PortoBay Marques que teníamos reservado por Booking, bastante céntrico y con mucho encanto. Dejamos las maletas en la habitación y al poco tiempo pedimos un taxi para que nos acercara a nuestra primera parada del día, el Mirador das Portas do Sol.
Primeros miradores y Castillo de San Jorge
Estuvimos un buen rato en este precioso mirador, para nosotros de los mejores que vimos en la ciudad. Estuvimos haciendo fotos, escuchando a un músico callejero que tocaba muy bien y dónde aprovechamos para desayunar un par de cafés y probar nuestros primeros Pasteles de Belém. Después nos acercamos a otro mirador que se encontraba justo al lado, el Mirador de Santa Lucía, también muy bonito, más romántico que el anterior, con azulejos y bancos para sentarse, pero con unas vistas no tan espectaculares.
Después de visitar los miradores, nos dirigimos a uno de los monumentos más visitados de la ciudad, el Castillo de Sant Jorge, que se encuentra a escasos diez minutos andando de donde nos encontrábamos. Hicimos un poco de cola para comprar la entrada, que vale 8,50€, aunque si tenéis la Lisboa Card sale un 20% más barata.
Entramos al castillo y nos impresionaron mucho las vistas a la ciudad y al río que hay desde allí arriba, ¡son una maravilla! Estuvimos paseando por la muralla y el interior del castillo un par de horas como mucho. Tenemos que decir que lo mejor del castillo son las vistas, así que la visita se puede hacer bastante rápida.
Alfama en estado puro
Al finalizar la visita al castillo, empezamos a bajar paseando y perdiéndonos por las hermosas calles del barrio de Alfama, uno de los más pintorescos por los que hemos paseado. Sus fachadas coloridas, sus calles estrechas, sus bares antiguos donde se escucha fado, hacen de este barrio la esencia de Lisboa y el lugar ideal para conocer verdaderamente la ciudad. Paramos a comer en un local situado en una plaza que se llama «Ma Fama» un pequeño restaurante con una terraza que nos gustó y en el que pudimos comer a muy buen precio.
Después de comer seguimos paseando por las pintorescas calles de este barrio pescador hasta llegar a la Catedral de la Sé. Uno de los lugares más fotografiados de Lisboa, la entrada es gratuita así que entramos sin pensarlo, una vez dentro, también se puede visitar la sala del tesoro y el claustro, pero al ser día festivo, estaba cerrado. Para estos dos lugares si que se tiene que pagar, aunque el precio es simbólico.
Atardecer en el río
Al salir de la Catedral de la Sé, seguimos andando hasta llegar a la Plaza del Comercio, la plaza más conocida de Lisboa. Uno de los lugares más frecuentados por los locales cuando cae la tarde. Hicimos unas fotos y nos fuimos tranquilamente bordeando el río hacia uno de los bares de moda para ver el atardecer justo delante del puente 25 de abril. El local se llama Quiosque Ribeira das Naus y es un lugar perfecto para tomar algo y ver como se esconde el sol, tiene hamacas para estirarse y disfrutar del mejor momento del día, lo recomendamos muchísimo.
Ya estábamos cansados así que fuimos hacia el apartamento, nos duchamos y nos fuimos a cenar algo cerca de nuestro alojamiento. Encontramos un restaurante italiano a pocos metros que tenía buena pinta, como teníamos mucha hambre y sueño, nos pareció perfecto. Cenamos unas pizzas muy buenas y a dormir para el día siguiente seguir con nuestra ruta por Lisboa.
Día 2 – Sintra
Para este segundo día teníamos preparada una excursión que nos hacía mucha ilusión, íbamos a conocer la hermosa ciudad de Sintra. Alquilamos un coche en una oficina del centro de Lisboa y a primera hora de la mañana salimos hacia Sintra. En poco menos de 40 minutos nos plantamos en la entrada del Palacio de Pena.
Nuestra sorpresa fue que al llegar al aparcamiento empezó a llover, era un día muy gris con mucha niebla. Siempre hemos confiado en la aplicación del tiempo del Iphone, pero esta vez nos había fallado, ya que nos salía que hacía sol. Así que como ya estábamos allí, decidimos hacer un poco de cola y comprar las entradas, que valen 14€ por persona (-10% si tenéis la Lisboa Card) y rezar para que se levantara un poco el día.
Nosotros llegamos allí a las 09:00 de la mañana y habían muchos autobuses descargando gente, pero entre el mal tiempo y que era pronto, en 15 minutos ya teníamos las entradas. ¡Ojo! hay que hacer 2 colas, una primera para comprar las entradas y otra segunda para acceder al recinto.
Visita al Palacio da Pena
Una vez terminadas las colas, entramos al recinto, es un parque muy grande, con jardines, fuentes, y bastante bosque. Arriba del todo se encuentra el palacio. Justo al entrar hay una cafetería así que aprovechamos para desayunar y esperar por si mejoraba el día. No tuvimos suerte, así que decidimos empezar a subir hacia el palacio. Hay dos opciones para llegar, con un micro bus que tarda muy poco, pero que pasa aproximadamente cada 15 minutos (3€ ida/vuelta por persona) o andando, que se tarda como mucho 15 minutos, aunque hay mucha subida. Nosotros escogimos esta segunda opción.
Llegamos a la entrada y había mucha cola para acceder dentro del palacio, así que decidimos visitar primero las murallas y dar la vuelta para ver las vistas y hacer fotos con la bonita y colorida fachada de este lugar. El problema era que el tiempo no había mejorado y no se veía absolutamente nada, solo niebla y viento. Estuvimos un buen rato intentado sacar alguna foto decente, subiéndonos en las torres, delante de puertas de colores, pero no había manera. Así que acabamos un poco decepcionados. Tampoco entramos al interior porque la cola llegaba casi a la entrada del recinto.
Estuvimos aproximadamente una hora y media y el tiempo cada vez estaba peor, así que nos quedamos con mal sabor de boca, esperábamos mucho de este sitio y acabamos un poco desquiciados. Es lo que pasa muchas veces, expectativa vs realidad. Así que como no teníamos otra opción, decidimos salir del Palacio da Pena y ir al segundo lugar que queríamos visitar en Sintra.
Castelo dos Mouros
Otro de los lugares imprescindibles de esta ciudad es sin duda el Castillo de los Moros, que se encuentra a pocos minutos de el Palacio da Pena. Solo se tiene que bajar andando por la carretera y en cinco minutos se llega a la entrada. A la hora de comprar las entradas descubrimos que se puede comprar entrada combinada con el palacio.
Habíamos leído maravillas de este castillo construido, como su nombre indica, por los árabes. Tiene un pequeño aire a la gran muralla China, pasear alrededor de su muralla con las vistas que hay tiene que ser algo increíble. Nosotros no os lo podemos confirmar porque con la niebla que había no se veía absolutamente nada. Aunque el aire tétrico que le daba también tenía su encanto.
Estuvimos paseando por el interior del castillo y su muralla alrededor de una hora, es una vuelta circular y la verdad es que se hace bastante bien, aunque hay bastantes escaleras. Nos quedamos con muchas ganas de ver las vistas desde lo alto del Castillo dos Mouros, tiene que ser algo mágico, así que no descartamos volver a Sintra en un futuro.
Después de esta visita volvimos al coche y bajamos a la ciudad, ya que el Palacio se encuentra en medio del bosque y esta lejos de los otros atractivos turísticos de Sintra. Nos paramos a comer algo y luego fuimos hacía la última parada que teníamos pensada, la Quinta da Regaleria.
Quinta da Regalería
Este lugar nos sorprendió mucho, aquí podemos encontrar un palacio, túneles subterráneos, un pequeño lago, torres y la joya de la corona, que es el Pozo Iniciático. Un lugar perfecto para pasear y pasar la tarde. La entrada vale 8€ por persona pero están muy bien invertidos porque es un lugar precioso.
En la entrada nos dieron un pequeño mapa con las zonas más importantes de la Quinta da Regaleira, así que no lo dudamos y empezamos a caminar por sus jardines. Nos sorprendieron mucho, así que nuestro consejo es que os perdáis por ellos porque os llevaréis alguna que otra sorpresa, como descubrir caminos ocultos. Una auténtica maravilla que seguro que os hace disfrutar. Nosotros estuvimos paseando un buen rato antes de ir hacia la joya de la corona.
Llegamos al Pozo Iniciático que esta casi al final del recorrido, había un poco de cola, pero no nos importó porque nos encantó. Se trata de un profundo pozo de piedra en forma de espiral de 9 pisos conectados entre sí por escaleras. Cuenta la leyenda que estos nueve giros simbolizan el infierno de la Divina Comedia de Dante, ya que este lugar siglos atrás era habitado por la masonería. De hecho la importancia de este pozo se ve rápidamente por la cantidad de caminos subterráneos que llegan a él.
Después de pasear por el pozo y los jardines fuimos hasta el palacio, lugar ideal para acabar la ruta por la Quinta da Regaleira ya que se encuentra justo antes de la salida. Después de esta visita teníamos previsto ir a ver la puesta de sol en Cabo da Roca, un lugar que dicen que es espectacular, pero con el día que hacía decidimos no ir y regresar a Lisboa.
Lisboa Card
Llegamos a Lisboa, devolvimos el coche y nos dirigimos a la Plaza del Comercio a tomar algo y aprovechamos para ir a la oficina de turismo, que se encuentra en la misma plaza. Allí compramos la tarjeta Lisboa Card de 24 horas. Cada una nos costó 19€ y se activa en el mismo momento que entras en el primer monumento. Podéis comprarla online también y podéis coger la tarjeta de 24h, 48h, o 72h según los días que estéis o los monumentos que queráis visitar. Aquí tenéis el link con toda la información.
Día 3 – Lisboa
Como es habitual en nosotros cuando estamos de vacaciones nos levantamos pronto para poder visitar algunas de las atracciones más importantes de la ciudad sin encontrar apenas gente. Así que a las 08:00 salíamos del apartamento, bajamos hacia el centro, dirección al elevador de Santa Justa, llegamos y todavía no había nadie así que aprovechamos para desayunar unos cafés con unos pasteles de Bélem. ¡Que buenos que están!
Elevador de Santa Justa
Después de desayunar nos dirigimos al elevador, abren a las 08:00 de la mañana, y es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y no nos extraña, es impresionante ver como se levanta este ascensor de 45 metros en medio de casas y tiendas. Fue construido totalmente de hierro, recuerda un poco a la estructura de la Torre Eiffel, de hecho dicen que el arquitecto fue discípulo del creador de la famosa torre parisina.
Como teníamos la Lisboa Card no tuvimos que pagar entrada. No había nada de cola y eso que solo funcionaba uno de los dos ascensores que hay. En cada viaje pueden subir 20 personas, pero ojo, al bajar solo pueden hacerlo 15, curiosidades de este elevador. Subimos casi solos en el ascensor. Al llegar arriba tienes que subir unas pequeñas escaleras de caracol para llegar al mirador. Las vistas desde lo alto son excelentes, se puede ver casi toda la ciudad.
Estuvimos un buen rato haciendo fotos y contemplando las vistas, estábamos casi solos, así que aprovechamos para sacar unas fotos y disfrutar del paisaje. Nos encantó este elevador. Volvimos a bajar y proseguimos nuestra ruta por Lisboa visitando otro de los puntos más emblemáticos, la Plaza del Comercio, que está muy cerca del elevador de Santa Justa.
Plaza del Comercio
Es la plaza más importante de la ciudad, el punto neurálgico de Lisboa. La encontramos en pleno centro, a tocar del río Tajo. En la plaza podemos encontrar una enorme estatua de el rey José I a caballo. En los laterales hay bares y restaurantes, la oficina de turismo y un museo. Es un lujo poder pasear por aquí casi solos.
Pero el punto más destacado de esta plaza a nuestro parecer es el Arco Triunfal de Rua Augusta, situado al norte, es la puerta de entrada y salida a la plaza. Este arco fue construido después del famoso terremoto que devastó Lisboa en 1755, como símbolo de la reconstrucción y fuerza de la ciudad para levantarse después del gran desastre.
El Arco Triunfal ahora dispone de un mirador a lo alto. Nosotros no subimos porque lo encontramos cerrado, pero el precio es de 2,5€ por persona. Dentro del arco también podemos encontrar diferentes esculturas e incluso una sala con exposiciones de la construcción del mismo. Las vistas desde el mirador tienen que ser espectaculares, pero como no lo pudimos comprobar os pedimos que si vais vosotros nos lo comentéis.
Convento do Carmo
Después de pasear por la Plaza del Comercio nos dirigimos andando al Convento Do Carmo, para nosotros una de las sorpresas del viaje. Nos encantó este lugar, es de los pocos «edificios» que no se ha restaurado después del terremoto dejando ver una arquitectura preciosa pero con un aire ruinoso que lo hace muy especial y que recuerda a los lugareños el impacto de esa gran catástrofe que cambió totalmente la ciudad.
Entramos al convento, el precio es de 4€ por persona, con la Lisboa Card hacen un 20% de descuento. Las ruinas son muy bonitas, estuvimos un buen rato mirando la preciosa arquitectura y haciendo fotos. Ademas, también encontramos el Museo Arqueologico do Carmo, donde se pueden encontrar piezas espectaculares de la prehistoria, sarcófagos, armas, etc. Un lugar interesante para ver.
Después de visitar esta hermosa pieza histórica salimos y decidimos pasear por el barrio de Chiado para perdernos un poco por sus viejas calles y disfrutar de la esencia de Lisboa. Y así nos encontramos con la librería en funcionamiento más antigua del mundo, la Livraria Bertand. Una maravilla para los amantes de la lectura.
Elevador da Bica y Elevador da Glória
Seguimos paseando por la zona hasta dar, casi sin querer, con el Elevador da Bica, uno de los lugares más fotografiados de la ciudad gracias a el tranvía que sube una pequeña pero elevada cuesta hasta Barrio Alto. Nosotros estuvimos un buen rato sacando fotos con el famoso tranvía amarillo. La verdad es que es precioso ver subir el vehículo por esa calle entre edificios. Si tenéis la Lisboa Card los viajes son gratis.
Nos habían recomendado ir al mirador de Santa Catalina que estaba al lado del elevador, así que fuimos hacia allí, nuestra sorpresa fue que lo encontramos vallado. En principio es uno de los miradores más famosos entre los jóvenes lisboetas, ya que las vistas son tremendas y ademas están amenizadas con gente tocando música y tomando cervezas. Lástima que están en obras ahora mismo.
Seguimos paseando por las calles de Lisboa y el Barrio Alto hasta llegar al mirador de San Pedro de Alcántara, uno de los más impresionantes de la ciudad por la gran panorámica que ofrece y un bonito panel de azulejos donde se indica los lugares de interés que se pueden ver. Pero ahora también han puesto una valla que dificulta un poco la visión.
De camino para volver al centro decidimos bajar por el Elevador da Glória, el más conocido por los turistas ya que su parada se encuentra en una de las plazas más céntricas de Lisboa. Conecta la Plaza de los Restauradores con el Barrio Alto. Nos gustó mucho bajar por este ascensor ya que en la pared se pueden ver multitud de graffitis, así que si tenéis tiempo es una buena opción hacer esta calle caminando.
Mirador de Cristo Rey
Después de comer decidimos ir a ver uno de los monumentos más impresionantes de Lisboa. Para llegar a este increíble mirador cogimos el metro en la misma Plaza de los Restauradores hasta Cais do Sodré, allí se tiene que coger un barco que cruza el río Tajo hasta la población de Cacilhas, el billete vale 1,25 por trayecto. Una vez allí se puede coger el autobús 101 hasta el monumento o un Uber como hicimos nosotros, que nos costó casi lo mismo (3,50€) pero fue mucho más rápido.
Nos plantamos delante del Cristo Rey y nos impresionó mucho lo grande que era. Mide más de 28 metros y parece el hermano menor del cristo que podemos encontrar en Río de Janeiro. En la base del Cristo hay una capilla y un ascensor que por el precio de 6€ se puede subir a un mirador que tiene que ser alucinante.
Nosotros nos quedamos en la explanada, que es preciosa y estuvimos contemplando las vistas al puente 25 de abril, la verdad es que es el lugar que más nos gustó para observar el puente y la ciudad, ya que la ves desde el otro lado del río y se ve toda Lisboa en su esplendor. Recomendamos mucho escaparse hasta este mirador.
Después de ver la puesta de sol desde lo alto, volvimos a Lisboa, paseamos por el bonito y bullicioso mercado da Ribera que se encontraba muy cerca de donde deja el ferry. Los precios eran bastante altos así que fuimos a tomar una cerveza a la Plaza del Comercio. Concretamente en el Museo da Cerveja y finalmente a cenar en la Hamburguesería Gourmet café do río que queda muy cerca de allí. Para finalizar el día viajamos en tranvía hasta el apartamento.
Una buena manera de conocer bien la ciudad es haciendo este Free Tour por Lisboa.
Día 4 – Lisboa – Barcelona
Madrugamos mucho, nos levantamos a las 06:30 para poder hacer las maletas y dejarlas preparadas para la tarde. Desayunamos antes de salir y bajamos andando hasta la Plaza Morits, allí cogemos un Uber para que nos lleve a uno de los barrios más carismáticos de Lisboa, el barrio de Belém. Queríamos ir en metro pero justo ese día conmemoraban los 100 años de los militares que fallecieron durante la guerra mundial y estaba cortado casi todo. Por suerte salimos muy pronto por la mañana y llegamos a la Torre de Belém a las 08:00 de la mañana.
Torre de Belém
Teníamos muchas ganas de conocer este monumento, la verdad es que desde el primer momento nos encantó, estábamos completamente solos delante la torre y empezaba a salir el sol, fue un momento increíble, de los más bonitos del viaje sin duda.
Nosotros llegamos muy pronto y hasta las 10:00 de la mañana no abrían, así que aprovechamos la situación para poner el trípode y sacar muchas fotos de este hermoso lugar. Estuvimos casi una hora solos, sin gente y pudimos contemplar con mucha calma este monumento y podemos decir que es de los que más nos impresionó de Lisboa.
La Torre de Belém es del siglo XVI y se construyó como fortaleza para proteger la entrada al puerto a través del Tajo, después pasó a ser una prisión. Se puede visitar por dentro, el precio de la entrada es de 6€, aunque creemos que lo bonito de este lugar es el exterior. Así que nosotros no entramos y decidimos ir a andando a otro de los puntos mágicos del barrio, el Monasterio de los Jerónimos.
Monasterio de los Jerónimos
En poco más de 10 minutos llegamos al monasterio, no eran ni las diez de la mañana pero ya habían unas colas increíbles. Había tres colas, una para entrar a la iglesia, que es de entrada gratuita, otra para ver el Claustro, que vale 10€ y otra para el Museo Arqueológico, que por 12€ incluía el Claustro y el Museo. Esta última opción esta bien si tenéis pensado visitarlo todo, hay mucha menos cola y puedes entrar a los dos sitios.
Era el primer domingo del mes y por tanto nos pensábamos que la entrada al Monasterio era gratuita y que por eso había tanta gente, estuvimos haciendo cola más de media hora y cuando llegamos a la entrada nos dijeron que teníamos que pagar, que ahora son solo los residentes que tienen entrada gratis. Por suerte teníamos la Lisboa Card y pudimos entrar sin pagar al Monasterio y ver su interior que es una maravilla.
Estuvimos paseando por el Claustro, es un lugar precioso, un edificio todo rodeado de arcos con un patio interior que es perfecto para tomar un poco el aire y más aún si el día que vais hay un grupo de estudiantes haciendo un concierto de música clásica. Fue una visita estupenda. Después de visitar el Claustro fuimos a visitar la Iglesia, que está justo al lado, para completar la ruta por el Monasterio de los Jerónimos.
Los mejores pasteles de Bélem
No nos podíamos ir de la zona sin probar los famosos Pasteles de Belém de la pastelería más famosa de Lisboa. Esta a tocar del Monasterio y se llama Pastéis de Belém, vale la pena hacer un poco de cola para sentarse a comer o incluso pedirlos para llevar. Nosotros decidimos entrar porque había menos cola que para llevar, es una pastelería enorme y hay muchísimas mesas. Tuvimos suerte y en apenas cinco minutos ya estábamos sentados.
Podemos confirmar que si este lugar es tan famoso es porque realmente están muy buenos, son los mejores que probamos en toda la ciudad. Nos llamó la atención la decoración de la pastelería, toda llena de azulejos, le da un aire antiguo y muy bonito. Ademas hay una zona abierta donde se puede ver como están haciendo los Pasteles de Nata, impresiona ver tantos y con la buena pinta que tienen.
Con el estómago lleno nos vamos hacia el monumento a los descubrimientos, que esta al lado del río y a pocos minutos de la pastelería. Tiene 52 metros de altura y celebra a los marineros, patrones y a todos los que participaron en la era de los descubrimientos. Nosotros hicimos unas fotos y seguimos paseando al lado del río dirección al puente 25 de abril para probar una nueva atracción que han instalado en la ciudad.
Mirador del pilar 7
Volvimos paseando por al lado del río disfrutando de unas magnificas vistas al puente, nuestro objetivo. Llegamos a la base del puente en una media hora, ya que nos entretuvimos un poco haciendo fotos. Queríamos probar la Experiencia Pilar 7, un mirador a 80 metros de altura totalmente de cristal. Es prácticamente nuevo porque fue inaugurado a mediados del año 2017.
Llegamos y no había nadie esperando así que aprovechamos para subir, la entrada vale 5€ pero como teníamos la Lisboa Card la entrada no nos costó nada. Subimos al ascensor que nos llevó hasta el último piso, a la altura del puente. Salimos del ascensor y te encuentras con un pequeño balcón todo de cristal, incluso el suelo. Da un poco de vértigo al principio porque ves el vació a mucha altura, y da la sensación que puedes caer, pero al final te acabas acostumbrando.
Estuvimos unos 20 minutos disfrutando de las increíbles vistas que hay desde el mirador, el Puente 25 de Abril está a tocar y la verdad es que nos gustó mucho la experiencia. Para finalizar volvimos a bajar por el ascensor, que también es de cristal, y nos dirigimos a uno de los lugares que más nos sorprendieron de la ciudad, el mercado LX Factory.
LX Factory
Se trata de una especie de mercadillo, con tiendas, restaurantes, librerías, etc. Y todo esto se encuentra emplazado sobre los terrenos de una antigua fábrica de la ciudad. El ambiente en este lugar es excelente, ideal para pasear, comprar o tomar algo, amenizado con música y exposiciones, es donde se juntan los jóvenes de la ciudad.
Uno de los lugares que más nos gustó de este mercadillo es sin duda la librería «Ler Devagar» que quiere decir, leer despacio. Es enorme y tiene cafetería y todo, ideal para sacar unas fotos. También nos sorprendió un bar – restaurante con vistas al Puente 25 de abril, que se llama Rio Maravilha y se encuentra en uno de los últimos edificios de la calle principal. De hecho se tiene que subir a un tercer piso de un edificio que parece abandonado. Mola mucho y ademas podemos encontrar una copia del cristo, mucho más pequeña y de colores. Decidimos comer allí porque empezaba a llover y tenía todo buena pinta.
Rua Nova do Carvalho
Ya nos quedaba poco tiempo en Lisboa, así que queríamos visitar una de las pocas cosas que nos quedaba por ver de la ciudad. La famosa calle Rua Nova do Carvalho, más conocida como la calle rosa, pero estaba lloviendo mucho así que no pudimos verla, tendremos que regresar otro año a visitarla. Pedimos un Uber y pusimos dirección al aeropuerto para regresar a Barcelona.
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